Anna Forés: «Es más beneficioso para el cerebro tocar música que escucharla»

El libro Neuromitos en educación desmonta algunos mitos de educación como el que afirma que se aprende mejor escuchando a Mozart

¿Tenemos un hemisferio cerebral predominante? ¿Solo usamos el 10% de nuestro cerebro de nuestra materia gris? ¿El aprendizaje es mejor escuchando Mozart? Son dos premisas que habitualmente se dan sentadas pero que los últimos descubrimientos en neurología empiezan a desmontar. Es lo que hace Neuromitos en educación (Plataforma Actual), que analiza estos y otros 10 mitos más en una obra coral y multidiscilplinar coordinada por la profesora Anna Forés (Barcelona, 1966). Un trabajo que incluye los últimos estudios sobre la materia que evidencias, explica la autora, que lo que hoy es cierto, mañana puede aparecer una investigación que lo tumbe. El libro se mete en “un berenjenal”, reconoce Forés, porque cuestiona la efectividad del llamado efecto Mozart o la necesidad de pasar tantas horas en la escuela y reclama la necesidad de dar más importancia a asignaturas como la educación física o la artística para favorecer el aprendizaje.

– ¿Cuál es el neuromito más evidente o el que puede sorprender más?Todos son relevantes, pero quizás el que dice que usamos solo un 10% del cerebro.

– ¿No es cierto?
Hasta hace unos cuantos años no se podía estudiar el cerebro en una persona viva. Ahora sí. Si yo te digo 3 más 2 rápidamente tu cerebro se va a iluminar el 10% porque es una cosa que ya sabes y así economizas energía. Pero si yo te pido cuánto se aproxima la raíz cuadrada de 50, ahí seguro que se te va activar más parte del cerebro (risas). Es decir, que no es tan cierto que solo se active una parte. Y hoy en día podemos ver como hay diferentes áreas que se están activando y están interconectadas. Pero no quiere decir que solo usemos el 10%. Depende de lo que tengamos que desarrollar.

– ¿Y si no lo ejercitamos puede significar que acabemos usando solo el 10%?
No. Podemos trabajar mucho más de lo que estamos trabajando y a pesar de que haya alguna área más defectuosa por un accidente, una enfermedad, por genética o por no ejercitarlo, podríamos llegarlo a hacer.

– Qué otro neuromito podría desmontar.
El que dice que hay que guiar la enseñanza según el hemisferio predominante. No es cierto que todo pase por un hemisferio. Hay información que puede entrar más por un hemisferio que otro, pero entre ambos todo se cruza. Cuando han extirpado una parte del cerebro se ve como la otra parte, gracias a la neurogénesis, intenta captar esas funciones y aspectos que eran propiamente del hemisferio derecho los compensa el izquierdo.

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Y cuando hablamos de que algo es puramente creativo y lo atribuimos al hemisferio derecho debemos pensar que quizás esa creatividad tiene que ser decodificada por la lingüística. Es decir, cuantos más canales utilicemos, más aprenderemos. Todo tiene que estar conectado y cuanto más conectado esté, más aprendizaje.

– ¿Entonces esto de que un hemisferio es predominante para según que aprendizajes no es así?
No del todo porque están cruzados. Hay mucha información que necesita estar cruzada o que entra por el hemisferio derecho pero se consolida en el izquierdo. Para que haya buen aprendizaje tienen que estar ensamblados ambos hemisferios.

– También se dice que la educación física o la artística son aprendizajes secundarios.
Sí. Una mala praxis es poner a primera hora las asignaturas, entre comillas (risas), más importantes. Y lo que hay que pensar es que cualquier actividad que empieces a las 8 para despertar el cerebro, para ponerlo en marcha, hará que todo lo demás fluya mejor y luego podrás seguir con las mates. Está demostradísimo que con un poco de meditación o con un poco de educación física haces que todo el aprendizaje que venga después fluya mucho mejor ¡Aprovechemos eso!

– Esto no se aplica demasiado.
Algunas escuelas sí que lo hacen, pero las leyes no tienden hacia eso.

– En estos aprendizajes secundarios se suele englobar la música, aunque ésta se ha salvado bastante más de la quema…
Sí… La música es muy importante peros especialmente lo que se ha demostrado es que lo importante es tocar música. Cuando creas música es cuando tiene más rendimiento en el aprendizaje, hace que sea mucho mejor.

– ¿Por qué?
Porque activamos diferentes áreas del cerebro que facilitan el aprendizaje. Y además con la música estás trabajando las emociones y sabemos que la emoción facilita el aprendizaje.

– En el libro ponen en cuestión el efecto Mozart ¿Es mentira que la música tenga ese poder en nuestro cerebro?
Hay que puntualizar que el libro no es doctrinario ni una apología. Intentamos aportar estudios recientes sobre esas creencias que ya no nos cuestionamos. Lo único que intentamos es demostrar que como todo en la ciencia, hoy es cierto y mañana aparece una investigación diciendo que esto no es así. Y lo hacemos con la perspectiva de que el maestro educador es el principal investigador de lo que funciona o no funciona en el aula. Con el efecto Mozart, lo que venimos a decir es que no solamente por escuchar a Mozart vas a tener un mejor rendimiento sino que si escucharas otro tipo de música tendrías el mismo resultado. Y que si en lugar de escuchar creas música vas a aprender mejor. Detrás de las premisas del efecto Mozart o la gimnasia cerebral lo que hay es una campaña empresarial. Hay que ver hasta qué punto es un negocio…

-¿Es un efecto placebo?
Bueno… han intentado demostrar que sí que funcionaba y hay muchos estudios que corroboran que no es cierto.

– ¿Por tanto es placebo?
No sé si pondría la palabra placebo… pero sí sí. Es una falsa creencia.

– En el libro también ponen en entredicho los beneficios de los dibujos de Baby Einstein. Dicen que puede producir retrasos en la adquisición y comprensión de vocabulario.
Hay estudios que demuestran que no son tan recomendables como se cree…

– ¿En el caso de BabyEinstein hay más estudios en contra que a favor?
Sí… pasa más o menos como con el efecto Mozart.

– Pero en este caso dicen que no es solo que sea placebo sino que puede ser perjudicial.
Sí, hay estudios que también demuestran eso.

– El problema de estos neuromitos es que a menudo no se fundamentan en la ciencia sino en creencias o cosas que se oyen.
En creencias o en hacernos creer porque detrás hay una marca comercial.

– En el libro también cuestionan la necesidad de pasar tantas horas en la escuela, un planteamiento que cada vez gana más adeptos.
Es el más es menos o menos es más. La idea es que no es tanto la cantidad como la calidad de horas. Hoy el aprendizaje no pasa solo en el aula sino que está en todos lados y más con las nuevas tecnologías. Las aulas lo que tienen que ser son experiencias. Así que si tienes un niño de sexto de primaria y le estás explicando la historia en lugar de explicarla de manera tradicional quizás le podemos decir que haga una maqueta de un castillo en su casa y a partir de ella se explica la historia. Se trata de generar un interés previo hecho en casa. Que no sea un sujeto pasivo.

– Esta manera de enseñar no es mayoritaria…
No, pero llegará. En Finlandia van muchas menos horas a la escuela y obtienen muchos mejores resultados. También hay que tener en cuenta la apuesta que hacen por el educador: solo los mejores van a ser profesores.

– Hace falta que en nuestra escuela también estén los mejores profesores…
Hay mucho profesor muy bueno, con mucha vocación y que le pone horas que no tiene. Se tendría que velar por la formación permanente del profesorado. Muchos ya lo hacen de forma voluntaria. Hay que dotar a los profesores de recursos, de un mínimo de condiciones para dignificar su condición docente. Y es importante que la relación familia-escuela sea mucho más cercana. El profesor nunca es el enemigo, siempre quiere lo mejor para la educación de tu hijo. Y se tiene que fusionar más la escuela con la sociedad.

– ¿Quién tiene más marcados estos neuromitos? ¿Los propios profesores?
A veces es el sistema: una escuela que siempre ha funcionado así. Y en los últimos tiempos también las exigencias de los padres. En este mundo competitivo a veces exigimos cosas que necesitan su tiempo. No hay que quemar etapas. Si el niño no lee a los cinco años no es un drama. Cada niño tiene su ritmo y esto hay que respetarlo.

-¿En España no hay interés por llevar a cabo una educación de excelencia? ¿Por qué estamos tan alejados del modelo finlandés?
Hay muchas razones. El primero es que cambian mucho las leyes de educación. No puede ser que cada partido político o incluso el mismo partido vaya cambiando la ley de educación porque así no se permite avanzar. Estás implementando una ley, no la has consolidado y estás implementando otra, no la has consolidado y ya estás implementando otra… y esto despista. Y el pobre profesor hace lo que puede, en el contexto que puede y encima cada vez más exigido y menos reconocido. En este contexto es difícil que la educación sea lo más.

– ¿Qué hacemos?
Yo apostaría por un pacto de educación que diga que la educación no se toca en 20 años pase el partido que pase. Hay que consolidar lo que estamos haciendo y para ello no se debe cambiar pase lo que pase. Es una apuesta, no se toca. Porque estamos despistando al personal.

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FUENTE: La Vanguardia